sv-Fundación de Buenos Aires
Buenos Aires tuvo dos fundaciones, la primera en 1536 por el conquistador español Pedro de Mendoza (1487-1537), pero destruida en 1541 por los indígenas, quienes también mataron a todos sus habitantes. Sin embargo, la segunda y última fundación la realizó en 1580 el explorador español Juan de Garay (1528-1583), quien no cruzó el Océano Atlántico para hacerlo, sino que bajó de Asunción del Paraguay, donde había vivido durante más de veinte años.
La primera expedición en llegar al Río de la Plata fue la del navegante español Juan Díaz de Solís (1470-1516) en enero de 1516, quien desembarcó en las costas de Uruguay y luego de esta instalación, Solís fue atacado y asesinado por los indígenas de la zona.
Cuatro años después, la flota del explorador portugués Hernando de Magallanes (1480-1521) cruzó la costa de la provincia de Buenos Aires y descubrió el Estrecho de Magallanes el 21 de octubre de 1520. Pero recientemente, en junio de 1527, Sebastián Caboto (1477-1557), ingresó al río Paraná y fundó el Fuerte Sancti Spiritus; luego regresó a España en 1530, llevándose consigo la leyenda de 'La Sierra de la Plata y la leyenda del Rey Blanco', un monarca de un país tan rico en plata que estaba recubierto en él.
Esta leyenda fue la que indujo a Carlos I de España (1500-1558) a financiar la expedición de Pedro de Mendoza (1487-1537) al exterior en 1536.
Pedro de Mendoza padecía sífilis, y debido al agravamiento de su enfermedad, dejó la expedición en manos de Domingo Martínez de Irala (1509-c.1556) y regresó a España en abril de 1537, muriendo en el viaje.
Los habitantes del antiguo fuerte fueron finalmente trasladados a Asunción en 1541 y se ordenó la destrucción de la fortaleza.
Desde el fallido intento de Pedro de Mendoza (1487-1537), que no vivió más de cuatro o cinco años entre 1536 y 1541, la corona española tardaría cuarenta años en completar la tan necesaria repoblación de Buenos Aires.
La segunda y última fundación, realizada por Juan de Garay, fue el 15 de junio de 1580, y se anunció el reclutamiento de voluntarios para la refundación de Buenos Aires en Asunción del Paraguay, fundada en 1537 y en Santa Fe, de 1573.
Para atraer colonos, Juan de Garay (1528-1583) ofreció todo tipo de beneficios: mercedes de tierras, parcelas indígenas y aprovechamiento de la ganadería equina existente a quienes por su cuenta iban a poblar el puerto del Río de la Plata con sus familias, ganado, armas y aperos de labranza.
Dada la conocida falta de tribus agrícolas para asegurar su sustento, Garay reconoció, en términos concretos, solo la propiedad de caballos de exhibición, la única posibilidad económica real, aunque obviamente precaria.
Suele decirse que 65 personas fundaron Buenos Aires pero hay un error en eso, que es considerar solo a quienes, según la corona, eran personas con todos los derechos.
El contingente que salió de Asunción el 5 de marzo hizo el recorrido con más de doscientas personas, a las que hay que sumar las que se incorporaron o desertaron en el camino. Luego de pasar por Santa Fe, esos 65 propietarios individuales y sus acompañantes llegaron a la ribera del Río de la Plata.
Fundación de Buenos Aires / 11 de junio de 1580
Cuadro de la fundación de Buenos Aires en 1580, realizado por José Moreno Carbonero (1858-1942). El motivo elegido por el pintor malagueño fue el acto fundacional, realizado por Juan de Garay con sus 63 soldados, el 11 de junio de 1580, tomando posesión del lugar en nombre del rey Felipe II de España (1527-1598).
José Moreno Carbonero había propuesto que la pintura combinara tres símbolos: Religión, justicia y conquista.
El primero de ellos estuvo representado por la cruz que portaba el fraile franciscano Pedro de Ribadeneira (1527-1611).
La justicia estaba simbolizada por el pergamino o tocón de árbol, donde se ejecutaba a los criminales en las plazas públicas de las ciudades. Y la espada afilada, desenvainada y levantada del poderoso vasallo del rey representaba la conquista.
El cuadro de José Moreno Carbonero (1858-1942) se refiere históricamente al 'segundo acto fundacional' de esa ciudad sobre el Río de la Plata, ya que la primera tuvo lugar el 2 de febrero de 1536 por Pedro de Mendoza (1487-1537), designado jefe de la expedición ultramar ordenada por el emperador Carlos I de España (1500-1558).
A principios del siglo XVII, el real establecido por Juan de Garay (1528-1583) veinte años antes en las inmediaciones del Riachuelo había cambiado su carácter de campamento temporal y militar que le daba la base de chozas y carpas de cuero, para un aspecto de aldea cuyas habitaciones de adobe crudo, alternando con chozas de barro y paja, se erigía en el interior o en los flancos de lotes cubiertos de plantas, tunas y cardales.
Los primeros carros pasaron por las calles anchas y embarradas pero a pesar de su apariencia miserable, Buenos Aires fue un embrión social que forjó su vida en un ambiente rudimentario y sin estímulos.
Las necesidades llevaron a iniciativas, y dada la decisión de vivir que animó a la ciudad desde sus orígenes, se negociaron autorizaciones para el fletamento de embarcaciones que llevarían los frutos de la incipiente mano de obra del pueblo a la metrópoli e importarían insumos y artículos necesarios de esa ciudad.
Buenos Aires era un puerto, y la civilización y la riqueza debían llegar a él por mar a cambio de los valores dispersos en sus campañas y los productos de sus primitivas industrias. Pero esta aspiración tropezó con el obstáculo de un prohibicionismo que habría mantenido en la miseria a la naciente ciudad, si algunas concesiones y muchas violaciones no se hubieran encargado de iniciar y mantener un intercambio del que dependía la existencia de la población.
Buenos Aires & Sus Primeros Habitantes
En la última década del siglo XVI se produjo una tendencia migratoria lusitana que se acentuó a principios del siglo siguiente. A las perspectivas de crear un tráfico comercial se sumaban razones de seguridad personal por parte de muchos judíos portugueses que se incorporaron al núcleo colonial hispánico.
Los primeros habitantes de Buenos Aires fueron los vecinos fundadores que acompañaron a Pedro de Mendoza (1487-1537) en la primera fundación de Buenos Aires en 1536, hasta su abandono en 1541, y luego Juan de Garay (1528-1583) en su segunda fundación en 1580, pero esta vez como ciudad, y que posteriormente se asentaron en ella o solo al principio, agregando otros recién llegados de diferentes partes del imperio español que se asentarían en la incipiente ciudad y dejarían extensos descendientes.
En 1606, el cabildo de Buenos Aires no dudó en interponer su influencia con el gobernador Hernandarias de Saavedra (1564-1634) para obtener la derogación de una orden de enajenación de numerosos portugueses, y esta solicitud, sometida al informe de Monseñor Martín Ignacio de Loyola (1550-1606), se resolvió favorablemente, es decir, a diferencia de las ordenanzas reales. Fue en estas circunstancias que el portugués Melchor Maciel del Águila (1583-1633), fundador de su linaje en el Río de la Plata, llegó a Buenos Aires en 1604.
Melchor Maciel del Aguila / Terrateniente
Melchor Maciel del Águila (Viana do Castelo, Reino de Portugal; 1583 - Buenos Aires, Gobernación del Río de la Plata; 1633) fue un rico terrateniente y comerciante de origen portugués que durante la unión dinástica de su país con la corona española fue uno de los primeros pobladores de Buenos Aires.
Familia
Melchor Maciel del Águila nacido como Melchor Fernandes Maciel era hijo de Antón Fernandes (c.1558-?) y la infanzona portuguesa María Díaz de Maciel (c.1563-?), y de acuerdo con la costumbre de su época, adoptó el apellido de su abuelo materno en virtud de su nobleza.
Maciel tenía un fuerte vínculo sentimental con su país, ya que la esposa elegida era de origen portugués, sin que se pueda afirmar si vio la luz en Buenos Aires poco después de la llegada de sus padres o si vino con ellos desde muy joven.
Se trataba de Gil González de Moura (c.1551-1621) e Inés Núñez Cabral (1575-?), cuyo asentamiento en territorio rioplatense data de los últimos años del siglo XVI, probablemente 1599. Inés Núñez Cabral (1575-?) era hermana de la señora Margarita Cabral de Melo (1570-1631), esposa del maestro de campo Amador Vaz de Alpoim (1568-1617), según declaración testamentaria de este último.
En 1674, uno de los hijos de este matrimonio, el capitán Francisco Maciel del Águila (1625-1704) declaró en un documento que su abuelo materno Gil González de Moura (c. 1551-1621) "llegó como residente de los reinos de España", y en el registro de 1664, bajo la inscripción No. 134, uno de sus descendientes le otorgó el título de general.
El rico comerciante y terrateniente Melchor Maciel del Águila se casó con Catalina de Melo (c.1593-1652) el 5 de agosto de 1618, a la edad de treinta y cinco años, y juntos tuvieron al menos 6 hijos: María Cabral Maciel del Aguila (1619-?), Isabel Maciel de Melo (1620-c.1622), Francisco Maciel del Águila (1625-1704), Luis Maciel del Águila (1627-1710), Jerónima de Melo (1623-?) y Juana Maciel del Águila Cabral de Melo (c.1625-c.1694).
María Cabral Maciel del Aguila (1619-?) se casó con Antonio Moyano y Cifuentes de Medina, natural de Santiago de Chile y vecino de Mendoza, donde se había casado por primera vez con Elena Jofré de Arce.
Isabel Maciel de Melo (1620-c.1622), quien recibió óleo y crisma en la misma fecha que su hermana María (1619-?), y que había sido bautizada por el mismo motivo que el anterior, en su casa, por el dominico Fray Alonso Martínez. Se puede presumir que Isabel Maciel murió en la infancia ya que no se menciona en el testamento de su padre.
Francisco Maciel del Águila (1625-1704) quien fue bautizado el 29 de octubre en Buenos Aires y luego asociado con Juana Felice de Velasco y tenía al menos a Francisco Maciel del Águila "el Mozo". Muchos descendientes de Francisco Maciel del Águila "el Mozo" también fueron personas de renombre o que se casaron con ganaderos y terratenientes.
Una de ellas fue Isabel Llames (c.1845), de familia noble española e hija de dos primos, Manuela Saturnina Llames (1824) y el procurador español José Manuel Llames y Roldán (c.1815), quien tuvo un hijo natural con Enrique Foster (1842-1916), colonizador y agrimensor, fundador de Monte Oscuridad y co-fundador de la ciudad de Resistencia, Provincia del Chaco, Argentina.
Los abuelos paternos de Isabel Llames eran originarios de la Parroquia de Santiago de Goviendes, Ayuntamiento de Colunga, Obispado de Oviedo, en el Principado de Asturias y según su bisabuelo respecto a sus hijos eran "cristianos viejos, de sangre limpia y conocidos de origen, no descendientes de judíos, moros, herejes, o recién conversos a nuestra Santa Fe, ni que hayan sido condenados por algún delito, por Juez o Tribunal, ni Eclesiástico ni Seglar, nunca indagados por la Santa Inquisición, sino que antes bien han sido hijosdalgo sin haber ejercido jamás oficios opuestos a la Nobleza y por tales hijosdalgo nos hallamos y se hallan alistados nuestros mayores en los Padrones hechos a calle Hita con este Consejo del Estado Noble y Pec ... (ilegible)".
El rey Carlos IV de España (1748-1819) refrendó el testimonio de nobleza de la Cancillería de Valladolid, indicando que pertenecen a la familia afincada en Colunga desde tiempos inmemoriales.
Otro de los hijos del matrimonio fue Luis Maciel del Águila, ganadero agrícola que fue elegido alcalde ordinario de Buenos Aires desde enero de 1687 hasta enero de 1688, año en que fue designado por el propietario José de Herrera y Sotomayor como vicegobernador interino de Buenos Aires, cargo que ocuparía hasta alrededor de 1695.
Jerónima de Melo (1623-?), quien se bautizó el 9 de octubre de 1923 y luego se mudó a Santa Fe con su familia. Allí le dio la mano a Cosme Damian Dávila, vecino de esa ciudad y su concejal en 1641.
Juana Maciel del Águila Cabral de Melo (c.1625-c.1694), quien contrajo matrimonio con el Capitán Pedro Bartolomé Homem de Pessoa Figueroa (1618-1703), hijo del citado noble Pedro Homem de Pessoa y Pereda y su primera esposa Isabel de Figueroa Mendoza y Garcés de Bobadilla (c.1595-c.1634), así como nieto materno del general Francisco de Figueroa y Mendoza y su esposa Juana Garcés de Bobadilla, y bisnieto paterno de Juan de Figueroa y Villalobos (1523-?), quien estuvo en Chile en 1543 y donde se encontraba comisionado de Valdivia y Osorno, y de su esposa Inés de Mendoza y Carvajal.
Biografía
Melchor Maciel del Águila, nació en 1583 en Vianna do Castello, ciudad de la costa norte del Reino de Portugal, a cuyo pie el océano llega a la desembocadura de Lima y que recibió su nombre del antiguo castillo de Sao Thiago, cuna de marineros trabajadores a quienes el genio de Enrique el Navegante (1394-1460) señaló las rutas de la expansión ultramarina; y muchos portugueses salieron de ella y se instalaron en el territorio del Virreinato del Río de la Plata.
Ciertamente, las posibilidades del lugar de nacimiento eran escasas para Melchor Maciel, un hombre de confianza en sí mismo. Tenía el mar antes que su audacia, y supo por los marineros que regresaban al puerto desde tierras lejanas que a dos meses de distancia un mundo nuevo cobraba vida.
Marchó hacia él sin dudarlo y antes de los veinte años llegó a Brasil, luego de una estadía de la que desconocemos, embarcó como patrón en la carabela San Benito y llegó a Buenos Aires en 1604, cargando su propia mercancía por valor de 8.907 reales de plata, suma apreciable en ese momento.
Ese mismo año, se convirtió en uno de los primeros pobladores de Buenos Aires.
Desde su llegada a esta ciudad se dedicó a múltiples actividades comerciales, en 1606 compró la arroba promedio por 26 pesos en una subasta pública y desde 1608 obtuvo el primer permiso de lechería del Cabildo de Buenos Aires. Continuó viajando a Brasil para realizar diversos intercambios comerciales, consolidándose así como una persona responsable con experiencia en diversos sectores. También viajó por la costa argentina hasta Asunción del Paraguay.
Posteriormente se dedicó a la adquisición de tierras y actividades ganaderas.
En 1617 compró a Mateo de Monserrate la mitad de su estancia en el Pago de Magdalena, de 1.500 metros de ancho por legua y media de fondo, que se ubicaba al sur del Riachuelo.
Con el tiempo adquirió más terrenos en la zona y también en el Pago de La Matanza, para dedicarse a la agricultura y el pastoreo, por lo que se convirtió en uno de los principales ganaderos y terratenientes.
También viajó a la ciudad de Santa Fe para comerciar con su propio ganado, y en 1617 el gobernador Hernando Arias de Saavedra (1561-1634) le encomendó traer ganado cimarrón, que fue el primero en introducirse en la Banda Oriental.
Muerte
Melchor Maciel del Águila enfermó gravemente en el otoño de 1633 y murió ese mismo año, asistido por el doctor Paulo Francisco; y anticipando su próximo fin, hizo provisiones sobre su familia y sus bienes.
Su viuda Catalina Cabral de Melo (c.1593-1652) se unió en 1635 en un segundo matrimonio en Buenos Aires con su suegro Pedro Homem de Pessoa y Pereda (1593-1664), alcalde de Buenos Aires, y con quien tendría al menos tres hijos más.
Conclusión
En el ambiente soñoliento y mezquino del primer medio siglo porteño, Melchor Maciel del Águila fue una expresión activa y dinámica, un motor humano en movimiento y el animador de un tránsito vital que, al realizar un intercambio prohibido por los reyes, fue tolerado por los gobernadores, admitido por los concejos y favorecido por la población al comprobar sus rentables resultados.
Melchor Maciel se destaca como una de las figuras centrales de ese movimiento que salvó a Buenos Aires del estancamiento y la miseria por sus múltiples actividades, ejercidas fuera del cargo y las influencias oficiales. Tras tres siglos de anonimato, su nombre pasa a primer plano en el proceso civilizador de la época, hasta la sola enunciación de su obra y enérgicas intervenciones.
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